Después del receso habitual por Semana Santa, la cotidianidad vuelve a tomar las riendas en Medellín y su área metropolitana. Con ello, también regresa la medida de pico y placa, una de las políticas de movilidad más importantes para descongestionar las vías urbanas. A partir de este lunes 21 de abril, la restricción retoma su curso habitual sin excepciones ni períodos pedagógicos.
La Secretaría de Movilidad ha sido enfática: la normativa sigue vigente tal como se ha aplicado en el primer semestre de 2025. Para hoy lunes, los vehículos particulares cuyas placas terminan en 3 y 4 no podrán circular entre las 5:00 a.m. y las 8:00 p.m. Lo mismo aplica para las motos de dos y cuatro tiempos cuyos números iniciales coincidan con estos dígitos. En cuanto a los taxis, la medida afecta a los que tengan placas finalizadas en 3, desde las 6:00 a.m.
La restricción no solo se limita a Medellín. Como es habitual, también rige en los otros nueve municipios del Valle de Aburrá: Envigado, Sabaneta, Itagüí, La Estrella, Caldas, Bello, Copacabana, Girardota y Barbosa. Esta cobertura metropolitana hace parte de una estrategia articulada que busca mantener cierta uniformidad y evitar el desborde vehicular entre jurisdicciones vecinas.
A diferencia de otras ocasiones, esta vez no se contempló una semana de adaptación. Las autoridades argumentan que la ciudadanía ya está familiarizada con el esquema actual y que, por lo tanto, no hay justificación para omitir las sanciones. Los controles serán estrictos y se harán de manera coordinada entre las distintas secretarías de movilidad de la región.
La multa por infringir la norma asciende a $604.100, una cifra que, además de impactar el bolsillo, puede implicar la inmovilización del vehículo. Esta sanción será impuesta por los agentes de tránsito en caso de detectar circulación indebida en los horarios y zonas afectadas por la medida. Se recomienda a los conductores estar atentos a las reglas para evitar contratiempos.
Para muchos, el regreso del pico y placa representa el cierre simbólico del receso de Semana Santa y el retorno a la rutina laboral y escolar. Las calles que durante los últimos días estuvieron más despejadas, ahora vuelven a llenarse de vehículos, buses y motos en la vorágine habitual del tráfico paisa.
La medida ha sido objeto de múltiples debates a lo largo de los años. Mientras algunos la defienden por su efectividad para reducir la congestión y las emisiones contaminantes, otros critican que no soluciona de fondo los problemas estructurales de movilidad. Aun así, en el corto plazo, sigue siendo el principal mecanismo para gestionar la demanda vehicular.
Por ahora, lo claro es que las reglas están sobre la mesa. Quien salga hoy a las vías del Valle de Aburrá con restricción, deberá asumir las consecuencias. La recomendación: revisar el último dígito de la placa, respetar los horarios y, sobre todo, contribuir con una movilidad más ordenada para todos.