En una nueva muestra de su estilo directo y controversial, el presidente Gustavo Petro ha vuelto a hacer públicos sus regaños a miembros de su gabinete durante los consejos de ministros que transmite en vivo a través de las redes sociales de la Presidencia y, en ocasiones, por los principales canales nacionales. Esta vez, la advertencia fue dirigida al ministro de Educación, Daniel Rojas, quien, en medio de una exposición sobre el presupuesto para el sector, fue corregido en tiempo real por el mandatario, quien señaló detalles sobre la calidad de la información presentada.
Este tipo de situaciones no son nuevas para los seguidores del presidente Petro, quien desde el inicio de su mandato ha optado por una estrategia de transparencia y cercanía con la ciudadanía, llevando las discusiones internas del gobierno directamente a la opinión pública. En esta ocasión, el mandatario mostró una vez más su tendencia a dar instrucciones y correcciones frente a las cámaras, destacando no solo la importancia de los temas tratados, sino también la necesidad de ser meticuloso en los detalles. En este caso específico, la crítica de Petro hacía referencia a un cuadro mal hecho que había sido presentado por el Ministerio de Educación.
La advertencia del presidente no tardó en generar reacciones entre los miembros del gabinete y entre los analistas políticos, quienes consideran que este tipo de regaños públicos pueden afectar la imagen del gobierno y generar tensiones internas. Sin embargo, algunos defienden esta actitud como un ejercicio de control y disciplina, considerando que Petro ha hecho de la transparencia y de la rendición de cuentas una de las principales características de su administración. La apertura en la gestión pública parece ser un sello distintivo de su liderazgo, y a pesar de las críticas, ha logrado consolidar un espacio donde los ciudadanos tienen acceso directo a las discusiones más importantes del gobierno.
Pese a las críticas, el presidente parece mantener su enfoque en la importancia de los detalles. En su intervención, Petro no solo corrigió al ministro Rojas, sino que también se refirió a otros casos de presentación de datos erróneos o poco claros, señalando la necesidad de que los miembros de su gabinete se aseguren de que toda la información que se comparte sea rigurosa y clara. “Hasta en eso tiene que tener cuidado”, dijo el mandatario, dejando claro que no tolerará fallos en la presentación de las cifras que, según él, deben estar al alcance de todos los colombianos de manera precisa y detallada.
Este regaño se sumó a otros llamados de atención dirigidos a funcionarios de su gabinete, como los ministros de Relaciones Exteriores y los directores del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) y del Departamento para la Prosperidad Social (DPS), a quienes Petro también ha solicitado una mayor atención a los detalles en sus áreas de trabajo. El presidente ha enfatizado en repetidas ocasiones que su gobierno no tolerará ineficiencias y que se necesita un equipo altamente competente y comprometido con los objetivos sociales y económicos del país.
El contraste entre la forma en que el presidente Petro ha optado por manejar su gobierno y las formas más tradicionales de liderazgo presidencial es evidente. Mientras que muchos mandatarios prefieren mantener sus reuniones y correcciones dentro de las paredes del Palacio de Nariño, Petro ha elegido romper con esa tradición y llevar estos momentos de tensión al ojo público. Este enfoque tiene sus pros y sus contras. Por un lado, promueve una cultura de transparencia y responsabilidad ante la ciudadanía, pero por otro, puede generar divisiones internas y exponer las debilidades del gobierno.
La decisión de Petro de mostrar públicamente estos momentos de corrección ha desatado un debate sobre los límites de la exposición mediática del gobierno. Mientras que algunos celebran la cercanía con la que se tratan los temas del gobierno, otros sostienen que el mandatario podría estar arriesgando la cohesión del gabinete y afectando la percepción de eficiencia de su administración. En este sentido, el presidente ha dejado claro que su compromiso está con la eficiencia y la calidad del trabajo del gobierno, más allá de las posibles repercusiones políticas que pueda generar este estilo de liderazgo.
En definitiva, la dinámica de correcciones públicas de Petro es un reflejo de su visión de un gobierno más cercano, más exigente y más consciente de los desafíos que enfrenta Colombia. Si bien este enfoque puede ser visto como una forma de transparencia, también podría generar fricciones dentro de un gabinete que, en última instancia, deberá trabajar unido para cumplir con los complejos objetivos que se ha planteado el presidente en su plan de gobierno. A medida que avanza su mandato, será crucial observar cómo estas dinámicas impactan en la gobernabilidad del país y en la percepción de la ciudadanía.