La Alianza Verde se encuentra en un momento crucial de su historia política, con una escisión que aún está pendiente de resolución. La dirección nacional del partido, tras una reunión maratónica de casi nueve horas en el Hotel Tequendama, no pudo definir si procederá con la separación de las dos facciones internas que han marcado el rumbo del partido en los últimos meses. A pesar de la larga jornada de deliberación, la decisión final quedó aplazada y se definirá el próximo lunes 17 de marzo, a las 9:00 de la mañana, en una nueva convocatoria que promete ser determinante para el futuro de la colectividad.
El aplazamiento de la decisión se dio por un estrecho margen de 29 votos, lo que dejó la situación en un punto de inflexión. Las partes involucradas tienen ahora tiempo para ultimar detalles cruciales, y se conformó una comisión interna que trabajará en la elaboración del documento de “acuerdo final de escisión”, un requisito legal que el Consejo Nacional Electoral exige en estos casos. Este acuerdo detallará cómo se llevará a cabo la separación, así como los procedimientos para la creación del nuevo movimiento político que podría surgir de esta escisión.
El grupo que promovió la escisión está compuesto por seis congresistas que buscan conformar un nuevo partido, con la ambición de construir una alternativa que se distinga de la línea oficialista que algunos miembros de la Alianza Verde han adoptado en apoyo al gobierno de Gustavo Petro. Esta división, marcada por las diferencias políticas dentro del partido, refleja un distanciamiento con las decisiones del Ejecutivo, con sectores que prefieren mantener una postura independiente frente a los movimientos de la Casa de Nariño.
Entre los congresistas que impulsan la separación se encuentran figuras como Antonio Sanguino y María Fernanda Rojas, quienes aceptaron cargos ministeriales en el gobierno de Petro, específicamente en el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Transporte, respectivamente. Esta vinculación con el Ejecutivo ha sido uno de los puntos más controversiales dentro de la colectividad, ya que otro grupo, representado por congresistas como Angélica Lozano y Katherine Miranda, ha insistido en la importancia de mantener la independencia del partido y alejarse de los alineamientos con el gobierno.
La discusión interna ha sido tensa y ha dado pie a un profundo debate sobre el rumbo que debe tomar la Alianza Verde. Los congresistas que promueven la escisión argumentan que, después de dos años de lucha interna por mantener una postura autónoma frente al gobierno, el sector que ha decidido unirse al gabinete de Petro ha marcado una clara diferencia de rumbo. De acuerdo con estos legisladores, esta separación no es solo una cuestión interna, sino una forma de reafirmar sus principios frente a un panorama político cambiante.
Sin embargo, la escisión no ha sido bien recibida por todos los miembros del partido. Antes de la reunión decisiva, un grupo de diputados de la Alianza Verde emitió un pronunciamiento en el que se oponían firmemente a la separación. Estos congresistas pidieron que se evitara la aprobación de la escisión sin un consenso amplio que incluyera las voces de todas las regiones y sectores del partido. En su opinión, la ruptura afectaría gravemente la representación política del partido a nivel nacional, especialmente en las regiones, donde tienen una fuerte presencia.
La dirección nacional del partido, compuesta por 58 miembros, tendrá la última palabra en este proceso de escisión. Para que la separación sea oficial, se requieren al menos 44 votos favorables de los miembros de la dirección. De no alcanzarse ese quórum, la propuesta de escisión se descartaría. Este próximo lunes será, por lo tanto, una jornada clave para el futuro del partido, que deberá decidir si sigue unido o si se divide en dos frentes políticos con diferentes visiones y propuestas para el país.
Lo que se decide en los próximos días tendrá un impacto directo en el panorama político colombiano. La Alianza Verde ha sido históricamente un partido caracterizado por su apertura al diálogo y por la pluralidad de ideas que alberga dentro de sus filas. Cualquier decisión que tomen sobre la escisión deberá respetar los principios fundamentales que han guiado a la colectividad desde su fundación. La situación actual refleja la tensión interna que vive el partido y cómo la política de alianzas y la cercanía o lejanía del gobierno pueden influir profundamente en la unidad de un movimiento político.
Al final, lo que está en juego no es solo la futura estructura de la Alianza Verde, sino también la evolución de la política en Colombia, en un momento en que las definiciones partidarias son cada vez más fluidas y las alianzas cambian con rapidez. La resolución de esta escisión, por tanto, será clave para entender el futuro de las fuerzas progresistas en el país, y podría marcar un antes y un después en la relación entre el partido y el gobierno actual.