La política colombiana atraviesa uno de sus momentos más complejos en lo que va del mandato de Gustavo Petro, con la salida de Francia Márquez del Ministerio de Igualdad y Equidad. La vicepresidenta, una de las figuras más emblemáticas del pacto histórico, ha sido protagonista de varias tensiones internas en el gobierno, que ahora, tras la renuncia a su cartera, se intensifican. El escenario, lleno de incertidumbre, abre las puertas a varios posibles caminos para Márquez, pero también coloca sobre la mesa la pregunta que muchos se hacen: ¿se lanzará a la campaña para 2026?
El presidente Petro, en un acto realizado en el teatro Delia Zapata Olivella, nombró a su nuevo gabinete, pero la ausencia de la vicepresidenta fue notoria. La relación entre ambos se ha deteriorado a raíz de varios desacuerdos que quedaron expuestos en el Consejo de Ministros del pasado febrero. En esa oportunidad, Márquez cuestionó abiertamente la presencia de figuras como Armando Benedetti y Laura Sarabia en el gabinete, lo que generó una ruptura que ya no parece reversible. Como resultado, Petro le pidió a la vicepresidenta que dejara su puesto, aunque ella sigue ocupando su cargo de manera simbólica como titular del Ejecutivo.
La llegada de Carlos Rosero al Ministerio de Igualdad parece ser un intento por parte de Petro de suavizar las tensiones dentro del sector afrodescendiente y las bases sociales que Márquez representa. Rosero, quien tiene una sólida trayectoria en la defensa de los pueblos afro en Colombia, será el encargado de continuar con el trabajo que, en teoría, Márquez dejó inconcluso. Sin embargo, su nombramiento no parece haber sido del todo bien recibido por la propia vicepresidenta, quien ha dejado claro que su lucha no se centró en la burocracia ni en los intereses políticos de un gobierno que, según ella, no ha estado a la altura de sus promesas de cambio.
Francia Márquez, a pesar de su reciente renuncia al Ministerio de Igualdad, aún conserva un lugar fundamental en la política nacional, como vicepresidenta electa. Sin embargo, su futuro parece estar marcado por una disyuntiva: mantenerse en el cargo, con un rol más simbólico, o dar un paso al frente y hacer campaña para las elecciones presidenciales de 2026. Su comunicado de renuncia deja ver un fuerte malestar con el rumbo del gobierno de Petro, al señalar que su vida corre peligro por denunciar lo que considera prácticas corruptas y contrarias a los principios de equidad y justicia social que la llevaron a unirse al pacto histórico en primer lugar.
La vicepresidenta ha sido clara en sus críticas a un sistema político que considera corrupto, y su mensaje de renuncia parece estar cargado de una acusación directa hacia quienes, según ella, han frenado el verdadero cambio que prometió el gobierno. En su carta, Márquez menciona a Simón Bolívar, citando la advertencia de que cuando un gobierno cede ante los intereses de las élites, el país entero paga las consecuencias. Este mensaje parece ser un claro indicio de que la vicepresidenta podría estar preparando su terreno para una posible candidatura presidencial, en un intento de fortalecer el proyecto de cambio que considera que aún está pendiente.
En cuanto al presidente Petro, los cambios en su gabinete siguen una estrategia más amplia que pretende diversificar las fuerzas dentro de su gobierno. La heterogeneidad de su gabinete, como lo expresó el mandatario en su intervención, busca incluir diferentes sectores de la sociedad colombiana, aunque en este proceso, las fracturas internas se han vuelto más evidentes. La salida de Márquez y el nombramiento de nuevos ministros reflejan la tensión entre las visiones de cambio radical que impulsaron la campaña presidencial y la compleja realidad de gobernar un país con profundas divisiones sociales y políticas.
Francia Márquez, lejos de la burocracia, ha apostado por un proyecto político radical que busca visibilizar a las comunidades históricamente marginalizadas, especialmente a la población afrocolombiana. Sin embargo, las tensiones con Petro y su equipo han puesto en entredicho su continuidad dentro del gobierno. Si decide permanecer como vicepresidenta o emprender una nueva ruta hacia la campaña presidencial, su figura seguirá siendo central en el debate político del país, ya sea desde el poder o desde la oposición.
El futuro político de Márquez parece estar en un punto de inflexión, pero su influencia en los sectores que más necesita el país, como el afrodescendiente y el de las comunidades vulnerables, podría ser clave para definir el rumbo que tomará. Su mensaje en la carta de renuncia dejó claro que su compromiso sigue siendo con las bases sociales y con un proyecto de justicia social que, según ella, ha sido traicionado por las dinámicas internas del gobierno de Petro.
Lo que ocurra en los próximos meses con Francia Márquez dependerá en gran medida de las decisiones políticas que tome, no solo para su futuro dentro del Ejecutivo, sino para su posible candidatura presidencial. Colombia se enfrenta a un panorama electoral incierto, y la figura de la vicepresidenta será sin duda uno de los elementos a seguir de cerca, pues su liderazgo en sectores clave del país podría definir la balanza en una contienda marcada por las divisiones y los desafíos que enfrenta la sociedad colombiana.