Dayro Moreno, el eterno goleador: un hat-trick que hizo vibrar a Once Caldas en la altura de La Paz

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Hay noches en las que el fútbol le rinde tributo a sus leyendas. Y en La Paz, a 3.600 metros sobre el nivel del mar, Dayro Moreno volvió a escribir una página dorada de su prolífica carrera. Tres goles, tres gritos que rompieron el aire enrarecido de la altura, y una victoria agónica pero merecida para Once Caldas, que derrotó 2-3 a domicilio al rival boliviano y alimenta su sueño en la Copa Sudamericana.

No fue un partido sencillo. En el Estadio Hernando Siles, donde tantos equipos han sucumbido por el vértigo de la altitud, el blanco blanco supo sufrir. El equipo manizaleño se vio exigido por tramos, acosado por el ímpetu local, pero encontró en su viejo conocido, su artillero incombustible, la calma en el caos. Dayro apareció cuando más se le necesitaba, como si la historia siempre estuviera dispuesta a abrirle paso.

El primero llegó tras un pase filtrado que rompió líneas; el segundo, desde el punto penal, ejecutado con la tranquilidad de quien ha anotado cientos de goles; y el tercero, una obra maestra de intuición y frialdad, recogiendo un rebote para sentenciar el juego. Tres goles distintos, pero con un mismo denominador: la jerarquía del delantero que aún se niega a apagar su llama.

Con este triunfo, Once Caldas alcanza los seis puntos en el Grupo E, luego de sumar dos victorias consecutivas en condición de visitante. La campaña, que arrancó con dudas, toma forma de esperanza, impulsada por la experiencia y el liderazgo de su principal figura. El equipo, dirigido por Hernán Darío Herrera, no solo ganó en puntos, sino en confianza, y ya piensa en su siguiente reto: recibir a Unión Española en Palogrande el próximo 7 de mayo.

El momento de Dayro no es producto del azar. El máximo goleador vigente del fútbol colombiano demuestra, a sus 38 años, que la edad es apenas un número cuando el talento y el olfato goleador siguen intactos. Su desempeño en Bolivia es un mensaje claro para quienes creían que su ciclo estaba cerrado: Dayro no solo está vigente, está inspirado.

El partido también dejó lecciones para el equipo manizaleño. La defensa, a veces dubitativa, deberá corregir errores si quiere seguir avanzando en el torneo continental. Pero por ahora, el triunfo del aire, de ilusión y, sobre todo, da motivos para creer. En un torneo exigente como la Sudamericana, ganar de visitante es oro puro, y más aún en un escenario tan complejo como La Paz.

La hinchada de Once Caldas, que sigue al equipo con pasión desde Manizales, celebra con mesura pero con el corazón agitado. La figura de Dayro se agiganta y con ella, el anhelo de volver a ver al club en instancias decisivas, como aquella noche mágica de 2004 que aún vive en la memoria colectiva. La Sudamericana es otra historia, pero los sueños son los mismos.

Y así, mientras la prensa continental elogió la actuación del goleador tolimense, Once Caldas se prepara para lo que viene. Dayro, por su parte, seguirá haciendo lo que mejor sabe: marcar goles, romper estadísticas y recordarnos que, a veces, las leyendas se niegan a retirarse del todo.