Araújo, el primero en la lista: el Barcelona comienza su reconstrucción tras el naufragio europeo

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El Camp Nou amaneció en silencio. No el silencio respetuoso de la nostalgia, sino el de la frustración contenida, del proyecto que rozó la gloria pero acabó arrodillado en el último suspiro. La eliminación del FC Barcelona en las semifinales de la Champions League a manos del Inter de Milán no solo fue un golpe futbolístico: ha sido también el detonante para la sacudida que se avecina en la plantilla. Y el primer nombre en la lista negra ya ha sido revelado: Ronald Araújo.

Durante meses, el defensor uruguayo fue una incógnita en la estrategia de Xavi Hernández. Su talento, que alguna vez lo proyectó como el heredero natural de Puyol, se fue diluyendo entre lesiones, desconcentraciones y una sombra cada vez más alargada del banquillo. Pero fue en el partido más importante de la temporada donde Araújo firmó, quizá sin saberlo, su epitafio como jugador blaugrana.

Con el partido empatado y el reloj vencido, Araújo falló en lo esencial: leer la jugada, marcar con firmeza, anticipar la intención rival. Francesco Acerbi, veterano y oportunista, le ganó la espalda y decretó el empate agónico. Más tarde, en la prórroga, fue Davide Frattesi quien volvió a aprovechar el desconcierto defensivo del uruguayo para poner la estocada final. Así se derrumbó el sueño de Múnich.

Los ecos de la derrota no tardaron en convertirse en clamor. La afición, que había perdonado errores anteriores por la promesa de una identidad recuperada, esta vez no tuvo piedad. Las redes sociales se poblaron de críticas feroces, y la prensa catalana apuntó sus titulares con precisión quirúrgica: el gran responsable tenía nombre propio. Según fuentes cercanas al club, la salida de Araújo no solo es posible, sino que ya se negocia en los despachos.

Este adiós inminente se enmarca en un proceso más amplio de limpieza en el vestuario. El Barcelona de Xavi, que ya no es el equipo del “volver a ser”, sino el de la urgencia por ganar, entiende que la paciencia tiene límites. Y la Champions, esa obsesión que se resiste desde 2015, exige decisiones difíciles. Araújo parece ser la primera ficha del dominó.

No se trata, sin embargo, solo de castigar errores. El club, golpeado económicamente y presionado institucionalmente, debe tomar decisiones estratégicas. Vender a un jugador como Araújo podría representar ingresos importantes para fichajes que refuercen zonas neurálgicas. Porque más allá de su desempeño puntual, el problema de fondo es estructural: al Barça le falta jerarquía en los momentos cumbre.

En este contexto, la gestión del vestuario será clave. Xavi deberá reconstruir no solo un once titular, sino una mentalidad ganadora que resista el vértigo de los grandes escenarios. Jugadores como Araújo, que alguna vez simbolizaron el relevo generacional, hoy representan un ciclo que empieza a cerrarse. La derrota ante el Inter, dolorosa y cruel, marca una línea divisoria.

En Barcelona se avecinan cambios. No los cosméticos ni los simbólicos, sino los que tocan las fibras profundas del club. Araújo parece ser el primero en caer, pero no será el último. Porque en la Ciudad Condal ya no basta con prometer futuro: es hora de responder en el presente. ¿Quién sigue en la lista? Solo el mercado de verano dará la respuesta.