DIM juega contra la presión y el reloj: todo o nada ante Pereira en el Atanasio

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Deportivo Independiente Medellín llega al borde del abismo. Esta noche, en un Atanasio Girardot que promete latir con el pulso de los nervios y la esperanza, el equipo rojo se juega más que tres puntos ante Deportivo Pereira: se juega el honor, el pase a los cuadrangulares y la credibilidad de un proyecto que ha ido perdiendo chispa a medida que la Liga BetPlay avanza. A las 8:05 p.m., cuando ruede el balón, comenzará una batalla con final impredecible.

El panorama es claro: si el Medellín quiere sellar su clasificación, debe ganar. No hay margen para la especulación ni para los errores que tanto le han costado en las últimas fechas. A pesar de mantener el título de la defensa menos vencida del torneo, el equipo ha ido cediendo terreno con una anemia ofensiva preocupante. En los últimos doce encuentros, solo ha marcado siete goles, y en más de la mitad de esos partidos ni siquiera pudo celebrar.

La ausencia de Francisco Chaverra, máximo anotador del equipo con cuatro goles, fue un golpe duro en los compromisos más recientes. Su expulsión en el clásico paisa lo dejó fuera justo cuando más se necesitaba su presencia en el área. Hoy, su regreso no solo es un alivio técnico, sino también anímico. Con él, el equipo recupera una carta de peligro en el frente de ataque que podría ser determinante ante un Pereira que llega herido, pero combativo.

Más allá de los nombres, lo que Medellín necesita es recuperar el alma. En los duelos más recientes, ha sido víctima de sus propias imprecisiones, especialmente en momentos clave. Ante Bucaramanga y Tolima, errores puntuales del fondo y del arquero privaron al rojo de alcanzar los 30 puntos, cifra que le habría asegurado virtualmente su paso a la siguiente fase. Hoy, está obligado a corregir sobre la marcha, con el peso de la presión en cada pase.

El entrenador, consciente del bajón, ha optado por blindarse en lo emocional. Ha pedido cabeza fría, pero corazón ardiente. No se trata solo de fútbol; se trata de carácter. Medellín está llamado a romper el molde de los empates tibios y los ataques estériles. Tiene que salir a imponer condiciones, no a esperar que el reloj y el rival dicten el rumbo del partido. El Atanasio puede ser un aliado, pero también un juez implacable si el equipo no responde.

Del otro lado, Pereira no es un adversario cualquiera. Aunque su presente es irregular, ha demostrado ser un equipo incómodo, que sabe cómo complicar a los grandes en su propia casa. La historia reciente entre ambos refleja duelos intensos, donde los detalles hacen la diferencia. Y esta noche no será la excepción. El visitante no vendrá a regalar puntos: vendrá a pelear los suyos, lo que aumenta la exigencia para un DIM que no puede dejar espacio a la duda.

La hinchada, como siempre, estará. Aunque golpeada por la irregularidad y la falta de contundencia, aún cree. Aún canta. Pero también exige. Hoy no hay excusas: el equipo tiene la oportunidad de convertir la incertidumbre en impulso y el miedo en motivación. No se trata sólo de clasificar, se trata de reencontrarse con el juego, con la garra, con ese espíritu que hace del rojo un equipo temido y respetado.

Así, esta noche en Medellín, no se juega un simple partido. Se define un semestre. Y quizás, mucho más que eso. Porque a veces, el fútbol no perdona los titubeos. Y el DIM, si quiere seguir soñando, debe salir a jugar como si ya no hubiera mañana.