Equipaje extraviado: el insospechado papel del color en la pérdida de maletas en aeropuertos

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En el bullicioso y acelerado mundo de los aeropuertos, donde cada minuto cuenta y miles de maletas se cruzan en un vaivén de cintas transportadoras, un pequeño detalle podría marcar la diferencia entre llegar con su equipaje o perderlo en el limbo aeroportuario. Ese detalle, según varias aerolíneas internacionales, está en el color de la maleta. Y es que, aunque parezca insólito, elegir mal el tono del equipaje puede aumentar las probabilidades de extravío.

Un reciente informe divulgado por aerolíneas como Ryanair ha generado revuelo entre los viajeros frecuentes: los colores negro, gris y azul marino —los más populares entre los consumidores por su sobriedad y versatilidad— son, paradójicamente, los más propensos a perderse. El motivo es tan simple como contundente: su uniformidad los hace difíciles de distinguir entre miles de piezas similares en la cinta transportadora.

El fenómeno ha sido bautizado por algunos expertos como el “efecto camuflaje del equipaje”, una situación en la que las maletas se mimetizan con el entorno y con otros equipajes, facilitando errores al momento de ser recogidas. A esto se suman los casos de intercambios accidentales, donde un pasajero, confiado, toma una maleta idéntica sin percatarse del error hasta estar fuera del aeropuerto.

En respuesta a esta situación, aerolíneas de bajo costo y también grandes compañías han comenzado a difundir recomendaciones prácticas. Entre ellas, se insiste en personalizar el equipaje con elementos llamativos: etiquetas de colores vivos, cintas fluorescentes, adhesivos únicos o incluso fundas estampadas. “Lo importante es que su maleta pueda gritar visualmente: ‘¡yo no soy como las demás!’”, bromeó un portavoz de Ryanair en redes sociales.

La advertencia no es menor si se tienen en cuenta las cifras: según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), más de 25 millones de maletas fueron reportadas como mal manejadas en aeropuertos durante el último año, un número que ha ido en aumento con la recuperación del tráfico aéreo postpandemia. De estas, un porcentaje significativo corresponde a errores humanos fácilmente prevenibles.

Además, no se trata solo de pérdidas. El tiempo que se invierte en las oficinas de objetos extraviados, las horas de espera por una maleta que nunca llegó o la angustia de enfrentar un viaje sin pertenencias personales pueden convertir unas vacaciones soñadas en una experiencia frustrante. Por ello, los especialistas recomiendan pensar en el equipaje no solo como un objeto funcional, sino como una extensión visible del viajero.

Curiosamente, la tendencia podría tener un efecto colateral interesante: la irrupción de colores más vibrantes en los pasillos de los aeropuertos. Tonos como el amarillo limón, el fucsia, el verde neón o los estampados tropicales podrían pasar de ser una extravagancia a convertirse en el nuevo estándar para los viajeros prevenidos. Una forma, tal vez, de poner un toque de alegría al ritual del viaje.

En definitiva, el mensaje es claro: viajar ligero no implica dejar de lado la creatividad. La próxima vez que compre una maleta, recuerde que un pequeño acto de color puede ser la diferencia entre recuperar su equipaje o perderlo entre la marea monocromática del aeropuerto. Porque, en el mundo de los viajes, hasta el color habla.