El Pueblito Paisa, otrora orgullo de Medellín y referente turístico de la ciudad, atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia. Durante años, este lugar, que reproduce la arquitectura tradicional antioqueña y alberga diversos elementos culturales, fue el destino obligado para turistas nacionales y extranjeros. Hoy, sin embargo, la escena que se ofrece es desoladora: un espacio desvalijado, con comercios vacíos y una atmósfera de abandono que contrasta con su esplendor pasado.
Una de las principales causas de este deterioro es la remodelación que comenzó en 2014 y culminó en 2021, con un presupuesto de $42.000 millones. Lo que se prometió como una mejora significativa, en la práctica ha resultado ser una oportunidad perdida. Además de los prolongados retrasos, los comerciantes se quejan de la desaparición de elementos históricos y culturales fundamentales para el carácter del Pueblito, como muebles antiguos, piezas de arte y objetos que daban vida y narraban la historia del lugar. Después de siete años de incertidumbre, la Administración no ha logrado dar con el paradero de estos objetos, lo que ha dejado al Pueblito sin alma, vacío de la esencia que atraía a los turistas.
El resultado es una profunda sensación de decadencia. Los espacios que antaño estaban llenos de vida, como la barbería, la iglesia y la casa cural, hoy se encuentran deteriorados. La imagen de una turista tratando de tomar una foto a través de un agujero en la puerta de una barbería rota es la metáfora perfecta del estado actual del lugar: un vestigio de lo que alguna vez fue, un recuerdo lejano de su esplendor.
A la crisis estructural se le suman los factores administrativos que han empeorado la situación. La remodelación, que desordenó el comercio en el Pueblito y desplazó a los vendedores de la plazoleta principal, no cumplió las promesas de atraer más turistas ni de crear una nueva experiencia. Las iniciativas, como la zona de picnic o el mirador, no lograron captar la atención de los visitantes, quienes se alejaron poco a poco ante el evidente deterioro del sitio. Esta desorganización, sumada a la clausura del mirador por parte de EPM debido a riesgos de colapso, terminó por desmotivar a quienes solían ver al Pueblito como un espacio cultural vibrante.
El golpe más duro ha llegado con la nueva administración, que depende de la Secretaría de Turismo y ha cerrado los canales de comunicación con los comerciantes. Ana Libia Arias, vicepresidenta de la Asociación Asotracerros, lleva más de 40 años defendiendo el Pueblito, y asegura que, durante décadas, los comerciantes habían trabajado en conjunto con las administraciones para mantener y revitalizar el lugar. Sin embargo, con la actual gestión, los acuerdos previos se han roto, y las ferias y eventos que le daban vida al Pueblito, como la feria artesanal, gastronómica y campesina, han desaparecido. Esto ha significado una pérdida importante en los ingresos de los comerciantes y ha contribuido al estancamiento de la zona.
El Pueblito Paisa no es solo un espacio físico; es un símbolo de la identidad cultural de Medellín y de Antioquia. Su caída refleja una serie de fallas estructurales en la gestión del patrimonio turístico, en la que se ha sacrificado la autenticidad y el arraigo en nombre de soluciones superficiales que no han logrado resucitar el lugar. Mientras los turistas se han ido alejando y los comerciantes luchan por sobrevivir, la sensación general es que el Pueblito ha perdido su esencia.
El futuro del Pueblito Paisa no parece claro. Si la administración no actúa rápidamente y se reabre el diálogo con los comerciantes, el lugar corre el riesgo de convertirse en un recuerdo lejano, de esos que solo sobreviven en las fotografías. Es necesario un enfoque renovado, uno que respete la historia del lugar y valore a los comerciantes como actores clave en su revitalización. El Pueblito Paisa merece ser restaurado, no solo en su infraestructura, sino en su esencia.
La lección que se extrae de este lamentable panorama es que el turismo y la cultura no se construyen únicamente a través de proyectos de remodelación costosos, sino mediante el compromiso constante con las raíces y con la comunidad que lo ha hecho vivir durante tanto tiempo. El Pueblito Paisa es un patrimonio de Medellín, y es imperativo que tanto las autoridades como la ciudadanía trabajen para devolverle el brillo que alguna vez tuvo. Sin ello, el Pueblito terminará siendo solo una sombra de lo que fue: un símbolo perdido en el tiempo.