Renovado Ciclo de Diálogo: Un Paso Más en la Construcción de la Paz en Colombia

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El proceso de paz en Colombia ha dado un nuevo paso importante con el inicio de una nueva ronda de diálogos entre el Gobierno y la Coordinadora Nacional del Ejército Bolivariano (CNEB), un grupo armado disidente de las FARC. Este ciclo de conversaciones tiene como objetivo revisar los avances alcanzados en las negociaciones previas, así como reforzar los compromisos adquiridos desde diciembre del año pasado. La reanudación de estas conversaciones es un reflejo de la persistencia del Gobierno colombiano por consolidar la paz, luego de décadas de conflicto armado que han marcado la historia reciente del país.

Armando Novoa, jefe de la delegación gubernamental, fue claro al afirmar que, durante esta nueva ronda de diálogos que se extenderá hasta el miércoles 12 de febrero, el foco principal será analizar los compromisos acordados en el pasado. En particular, se revisará el acuerdo logrado en diciembre, donde la CNEB se comprometió a la sustitución de cultivos ilícitos en varias regiones del país, incluyendo dos mil hectáreas en Nariño y mil hectáreas en Putumayo. Estos avances son vistos como un paso positivo hacia la construcción de un entorno de paz en zonas históricamente afectadas por el narcotráfico y la violencia.

El propósito de este ciclo de conversaciones va más allá de la simple revisión de compromisos. La meta es establecer un cronograma detallado que permita identificar y concretar los puntos clave de un posible consenso para la paz en el departamento de Nariño, una de las zonas más golpeadas por el conflicto armado. Según Novoa, la sustitución de cultivos ilegales será uno de los temas principales a discutir, con miras a asegurar que estas medidas contribuyan de manera efectiva al bienestar de las comunidades afectadas.

Además, el Gobierno ha expresado su disposición a considerar todas las iniciativas que busquen proteger a las comunidades de la violencia persistente en los territorios más golpeados por el conflicto. En este sentido, Novoa resaltó la importancia de la cooperación con otras organizaciones insurgentes, como el frente ‘Comuneros del Sur’ del ELN. Aunque la integración de otros grupos armados en este proceso de paz no está aún concretada, el mensaje es claro: el Gobierno está dispuesto a examinar cualquier propuesta que apunte a la paz, siempre y cuando se logre el consenso necesario.

Este nuevo ciclo de diálogos también subraya la complejidad del escenario actual en Colombia. A pesar del histórico acuerdo logrado con las FARC en 2016, nuevas disidencias han surgido desde entonces, lo que ha dificultado la consolidación de una paz duradera en el país. Los grupos armados que se han separado del acuerdo de paz siguen siendo una amenaza activa en varias regiones, lo que complica la tarea del Gobierno en su búsqueda por reducir la violencia y estabilizar las zonas más afectadas por el conflicto.

No obstante, el Gobierno mantiene un compromiso firme con el proceso de paz, y aunque las dificultades son muchas, persiste la esperanza de que estos diálogos puedan allanar el camino hacia una paz definitiva. La experiencia acumulada de los últimos años ha permitido que las autoridades colombianas aprendan a manejar con mayor destreza las complejidades de las negociaciones, lo que podría facilitar la integración de estos grupos disidentes al proceso.

La apuesta por la paz, en palabras de Novoa, no solo se centra en los diálogos, sino también en la inserción plena de los grupos armados a la democracia. Para el Gobierno, el proceso de paz debe ser entendido como un proceso integral, que involucra tanto la desmovilización de los actores armados como el fortalecimiento de las instituciones democráticas del país. Este enfoque busca que, al final, no solo se logre la paz con los grupos insurgentes, sino también la estabilidad social y económica en las regiones más afectadas.

En resumen, el inicio de esta nueva ronda de diálogos con la Coordinadora Nacional del Ejército Bolivariano es una señal de que el proceso de paz sigue siendo una prioridad para el Gobierno colombiano. Aunque los desafíos son numerosos, cada avance, por pequeño que sea, representa un paso hacia la construcción de una paz duradera. En este contexto, los diálogos no solo se presentan como un espacio para resolver conflictos armados, sino también como una oportunidad para fortalecer la democracia y garantizar la seguridad de todos los colombianos.